Este tipo de alimentación provoca también pérdida de memoria, inflamación y un aumento de la proteína beta-amiloide

Seguir una dieta alimenticia rica en Colesterol causa daños cerebrales similares a los de la enfermedad de Alzheimer. Lo afirma un estudio realizado en ratas por investigadores del Laboratorio de Psiquiatría e Investigación Experimental en Alzheimer de la Universidad Médica de Innsbruck (Austria) y publicado en la revista "Molecular Cellular Neuroscience".

 

 
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Esta investigación, liderada por el doctor Christian Humpel, tenía como objetivo estudiar los efectos de la hipercolesterolemia en ratas adultas. Para ello, alimentaron a ratas macho de seis meses de edad con comida normal (grupo de control) o con una dieta con un 5% más de colesterol (hipercolesterolemia).

Tras cinco meses, los investigadores buscaron en estos animales posibles daños conductuales y marcadores patológicos similares a los que se dan en el cerebro de los pacientes con Alzheimer.

Los resultados demostraron que la hipercolesterolemia crónica causa pérdida de memoria, inflamación, disfunción colinérgica y un aumento de la proteína denominada beta-amiloide en la zona cortical, todos ellos síntomas similares a los del Alzheimer. A pesar de que los últimos datos van en la misma línea y varios estudios recientes han demostrado que el colesterol puede participar en el desarrollo del Alzheimer, desde que esta enfermedad se ha catalogado como una patología compleja y heterogénea no se había llegado a la conclusión de que el colesterol solo es responsable de esta enfermedad.

 

Se puede especular con que los daños crónicos en el cerebro causados y potenciados por diferentes factores de riesgo vascular -entre los que se incluye e colesterol-

pueden contribuir al desarrollo de esta patología.

Futuros estudios deben determinar cómo leves sangrados microvasculares crónicos, ictus silentes y daños

leves en el cerebro durante décadas pueden jugar un papel en el desarrollo de esta enfermedad. Diversos datos avalan la hipótesis de que el Alzheimer, una enfermedad que en 2025 podrían sufrir 80 millones de personas en todo el mundo, es en realidad una enfermedad vascular.